La mirada de Shiva. La mirada de Parvati. Estos relatos representan, por lo demás, un viaje espiritual a la sabiduría de Oriente, de la que el autor es su más fiel conocedor y encendido propagandista en el mundo hispano. Ramiro Calle atesora una asombrosa capacidad, que pocos tienen de añadir a cuanto hace ese no sé qué diría San Juan de la Cruz que se halla por ventura. Ese estado de la voluntad que lo anima, vivifica y espiritualiza todo. Solo sosiego, solo entereza y sagacidad para desenmascararlas causas del mal es lo que anima a los sencillos y alegres protagonistas de estos cuentos que no se contentan con aceptar pasivamente lo que les sucede, por más dificultoso que sea, sino que pelean con entereza para mostrarnos, desde lo más habitual y cotidiano, ese elemento sutil y puro que da a cuanto hacemos una dimensión enriquecedora y mejora nuestro caminar. Son estos unos cuentos, como digo, para interrogarnos, descubrirnos, reír y aprender. Y también para meditar sin darse uno apenas cuenta.