Casa-Grande y esclavos , publicado en 1933, más de un redescubrimiento de la nación brasileña, era una especie de base de Brasil en la cultura, como señaló Darcy Ribeiro, como Cervantes había hecho por España, Portugal y el Cam es Tolstoy Rusia. Valorar el papel de los negros en la historia de Brasil, ensalzando el mestizaje racial, desmitificar prejuicios y reconocer la singularidad de nuestra cultura, típicamente tropical, el libro cayó como un meteoro en los círculos intelectuales. Una novedad fue tanto el pensamiento del autor como su forma de expresarse y los métodos utilizados en el montaje de la obra. El lenguaje de Gilberto Freyre tenía una irreverencia desconocido en las letras brasileñas, a veces un tono de burla, que llegó a provocar las protestas de algunas corrientes más conservadoras. Aún más interesante es el material recogido para mostrar el verdadero rostro de Brasil: recetas diarias olvidados de tartas y pasteles, las prácticas diarias como acariciar y eliminación de los gusanos de los pies, en la que mostró una sensualidad exacerbada, las relaciones sexuales entre marido y mujer, entre suh y esclavos, entre esclavos y concubinas, los secuestros, el amor a la higiene, los muchos baños que tomaban cada día por los brasileños, hechos que a nadie le importaba importancia, pero mucho más elocuente en el desarrollo de Brasil y del pueblo brasileño como nación de las exaltaciones acontecimientos históricos convencionales. Más de setenta años después de su publicación, Casa-Grande y esclavos se erige como uno de los libros capitales de la cultura brasileña, sin los cuales es imposible saber Brasil, junto a Los Baldíos , Euclides da Cunha, la madurez de las novelas de Machado de Assis, y más de la mitad de una docena de obras.