Al contrario de los relatos de algunos "cautivos" que pintan a los indígenas patagónicos como sanguinarios y hasta caníbales, en Vida entre los patagones, George C. Musters nos aporta una mirada humana y sensible sobre los pueblos originarios. En su particular periplo, realizado entre los años 1869 y 1870, recorre más de dos mil kilómetros desde el extremo sur del país hasta el rio Negro. Pero, a diferencia de otros viajeros solitarios, Musters lo hace acompañando a una tribu de tehuelches con quienes comparte su vida cotidiana que luego relata con pluma amena y expresiva. Este texto tiene el enorme valor de desmentir el imaginario de la época, que describía a esos pueblos como salvajes y faltos de piedad. El trabajo de Musters es un documento ineludible para comprender un pasado oscurecido por intereses económicos y por el predominio de una cultura europeizante y excluyente.